martes, noviembre 14, 2006
miércoles, julio 12, 2006
Entrevista a Juan Carr
“Ser solidario es buscar Justicia”
Para el líder de la Red Solidaria “la solidaridad argentina todavía es espasmódica” y cree que una de las urgencias es el compromiso. “Queremos que cada día más gente levante la vista y descubra al otro”, afirma este veterinario y profesor de biología que todos los días intenta la una de las tareas más sencillas y colosales: reunir al que da con el necesitado.
“Hay 11 millones de pobres en un país de 36 millones. Falta recaudar un poquito más de compromiso porque es imposible que tantas personas sean rescatadas sólo por el Estado o una ONG. Hay una emoción solidaria pero falta comprometerse más. Eso es lo urgente”, afirma Juan Carr.
Para el fundador de la Red Solidaria, más allá de las urgencias de todos los días – donde mencionará a los 238 chicos y 39 adultos perdidos; las tres emergencias nacionales para transplante y los 5.700 argentinos esperando un órgano que no llega, entre otras cosas- hay que involucrarse. “La clave es no cambiar de vida. No hay que vestirse de harapos ni hacer cosas rimbombantes, pero hay que comprometerse. Y a la recaudación de compromiso todavía hay que ponerle un poquito más de garra”, afirma.
Solidaridad argentina
“La solidaridad argentina es espasmódica, pero pasamos de un momento de indiferencia a la emoción y eso es bueno”, sostiene. Y para ejemplificar usa el reciente caso de Tartagal, en Salta. “En esa crisis hubo un montón de generosidad y solidaridad. Pero ¿cómo hacemos para evitar que vuelva a pasar? Y así con todo. Aparece un órgano y salva una vida, ¿No sentamos para ver cómo aumentar la donación de órganos? Conseguimos comida para los comedores, pero ¿vamos más allá? ¿Tratamos de combatir el hambre? Porque más que ayudarlos tendríamos que ver si alguno puede desaparecer gracias a que esos chicos pueden comer de nuevo en su casa con su familia porque sus padres tienen laburo”.
Igualmente Carr es optimista. “Nosotros celebramos este paso, aunque todavía es emocional. Igual nosotros estamos tapados de generosidad. Argentina vive una explosión solidaria”.
En ese sentido está trabajando la Red Solidaria: buscan crear una cultura de la solidaridad. “Queremos que cada día más gente levante la vista y descubra al otro. Una de las características de los marginados es su invisibilidad. No vemos a los 260 mil desnutridos que hay en el país ni a los ancianos que están solos. A través de la comunicación y de la imagen se hacen visibles. Nosotros tratamos de mostrarlo dignamente y cuando la gente lo ve aparece la catarata de solidaridad”, sostiene, aunque reconoce que la principal dificultad es “hacer que esta emoción dure en el tiempo” porque “la cultura solidaria se trata de incorporar al prójimo en la vida cotidiana”.
Pero, para Carr, el trasfondo de esta nueva cultura es la Justicia. “Nos reconocen por haber hecho una campaña para las escuelas rurales; en realidad hicimos Justicia porque conseguimos una biblioteca. La cultura solidaria, y ser solidario, en definitiva, es buscar la Justicia elemental”
-¿Cómo se articula el trabajo de la Red con el Estado, las empresas y la burocracia en general?
- Ahora se dio una gran participación de la gente, pero igual la gran transformación la tiene que hacer quienes la tienen que hacer. Comparados con la Madre Teresa de Calcuta estamos todos perdidos. Pero si un corrupto se emociona hoy y no se corrompe es una evolución. En eso soy muy compasivo. Pero es un proceso. Nosotros le agradecemos a Dios o a la vida que nos llame desde la última jubilada que no tiene un peso hasta el mayor millonario de la Argentina para colaborar. Uno trata de estar cerca del dolor y del que sufre. Y eso es una escuela terrible que te libera de un montón de frivolidad.
Trabajo en red
-¿Cómo se organiza la Red Solidaria?
-En verdad no tiene papeles ni personería jurídica, es un hecho cultural, un caos ordenado. Cuando ordenás mucho las cosas la realidad te las desordena y las complica. Y cuando caes en el desorden no podés transformar la realidad. Nuestro mecanismo es primitivo: llegan necesidades y tratamos de ver quién pueda cubrirlas entre compañías, fundaciones, medios de comunicación, clubes de fútbol y amigos. Cuando esos mecanismos no funcionan acudimos a los medios y les presentamos a los argentinos esa necesidad. Nosotros ponemos en contacto al necesitado y a quien puede ayudarlo.
Ese es su objetivo primordial, aunque le agregaron un segundo: desarrollar una cultura de la solidaridad. “Ahora es un momento pedagógico. Nos interesa ver que hace una persona cuando apaga la tele, la radio o cierra un diario”.
Y aunque la Red está creciendo por el mundo, las prioiridades siguen siendo las mismas. “Está funcionando muy bien en Barcelona, Boston, arrancando bastante bien en África y solidificándonos en Bombay. Pero a la vez yo no conseguí una prótesis para una abuela y la cosa pequeña también es clave para nosotros”
Si bien en todo el mundo hay muchas redes solidarias porque “está de moda”, en general están ligadas a un solo tema. “Nosotros queremos avanzar en accidentes de transito, ancianidad y violencia domestica. Y este modelo de varios temas parece que no existe”, afirma, aunque agrega con modestia: “Igual nosotros no inventamos nada, es un rejunte y vamos adaptando las cosas a la realidad. No hay mucho merito. Estamos muy orgullosos, pero juntar al que da con el que necesita es súper primitivo”.
Juan Carr, hombre
Juan Carr vive con su mujer y sus cinco hijos en una casa chorizo en Florida. “Clase media, una cosa muy estándar de barrio”, define, porque “no hay una revolución solidaria fuera de casa si no está adentro y los afectos son claves para afrontar la realidad. Después de un suicidio o de un crimen, está la familia”.
Además de la Red Solidaria, Juan Carr tiene su trabajo, como cualquier otra persona. “Llevo una vida bastante normal. Nosotros proponemos una solidaridad para gente normal. Pero pareciera que la exposición te vuelve más especial y nosotros hacemos un esfuerzo enorme para que no pase. Cualquiera puede poner la foto de un chico perdido y buscarlo”, ejemplifica.
Carr es veterinario y profesor de biología y trabaja en un Centro de Desarrollo Comunitario con veterinarios, agrónomos, docentes y pediatras. “Por esto me pagan”, aclara, y agrega: “Allí tratamos la desnutrición infantil. Los pediatras tratan de recuperarlos y luego intentamos que hagan una huerta comunitaria o familiar, criar gallinas y luego conejos”. Pero además, da clases en el colegio Santo Domingo en la villa de emergencia La Cava, donde desde hace seis años trabajan que logran que los chicos terminen el secundario.
“De todo eso vivo yo y me pagan empresas y compañías. Renuevo los contratos anualmente, pero de eso vive la familia Carr. Obviamente por mi visibilidad circunstancial en la Red a veces ligo también. Pero todos los que participamos de la Red tenemos la suerte de tener trabajo”.
Un día típico en su vida comienza entre las 5,30 y las 6 de la mañana. “Ahora con el conflicto de las papeleras leo los diarios de Uruguay y Gualeguaychú. Después Clarín, La Nación y a veces Pagina 12 mientras escucho un poco de radio, Continental y Mitre y bajo los mails”, relata.
Luego, lleva a los chicos al colegio (“tengo prohibido hablar por radio de 7,15 a 8,45”, aclara) y se va a caminar cuatro kilómetros por la costa porque junto con los vecinos están clasificando las aves y las plantas para hacer la primera guía comunitaria. “Además camino para bajar la panza y la ansiedad”, relata, y agrega: “Y ahí ya empiezo a trabajar y a ocuparme de cosas de la Red. Todos los días son distintos, pero a la tarde trato de dormir la siesta media hora”.
Ejemplo de cultura solidaria
“Me acuerdo que un día se apareció Tomás Olivieri Acosta, un joven inteligente, maduro y comprometido, y me comentó del proyecto Diagonal –recuerda- Me impresiona la continuidad. Cualquier cosa que dura más de un año en la Argentina es un éxito y más de dos, un milagro. Y perduró. Además generó empleo, que es la clave la solidaridad: generar empleo, no asistir. Diagonal es un ejemplo vivo de cultura solidaria”.
Para el líder de la Red Solidaria “la solidaridad argentina todavía es espasmódica” y cree que una de las urgencias es el compromiso. “Queremos que cada día más gente levante la vista y descubra al otro”, afirma este veterinario y profesor de biología que todos los días intenta la una de las tareas más sencillas y colosales: reunir al que da con el necesitado.
“Hay 11 millones de pobres en un país de 36 millones. Falta recaudar un poquito más de compromiso porque es imposible que tantas personas sean rescatadas sólo por el Estado o una ONG. Hay una emoción solidaria pero falta comprometerse más. Eso es lo urgente”, afirma Juan Carr.
Para el fundador de la Red Solidaria, más allá de las urgencias de todos los días – donde mencionará a los 238 chicos y 39 adultos perdidos; las tres emergencias nacionales para transplante y los 5.700 argentinos esperando un órgano que no llega, entre otras cosas- hay que involucrarse. “La clave es no cambiar de vida. No hay que vestirse de harapos ni hacer cosas rimbombantes, pero hay que comprometerse. Y a la recaudación de compromiso todavía hay que ponerle un poquito más de garra”, afirma.
Solidaridad argentina
“La solidaridad argentina es espasmódica, pero pasamos de un momento de indiferencia a la emoción y eso es bueno”, sostiene. Y para ejemplificar usa el reciente caso de Tartagal, en Salta. “En esa crisis hubo un montón de generosidad y solidaridad. Pero ¿cómo hacemos para evitar que vuelva a pasar? Y así con todo. Aparece un órgano y salva una vida, ¿No sentamos para ver cómo aumentar la donación de órganos? Conseguimos comida para los comedores, pero ¿vamos más allá? ¿Tratamos de combatir el hambre? Porque más que ayudarlos tendríamos que ver si alguno puede desaparecer gracias a que esos chicos pueden comer de nuevo en su casa con su familia porque sus padres tienen laburo”.
Igualmente Carr es optimista. “Nosotros celebramos este paso, aunque todavía es emocional. Igual nosotros estamos tapados de generosidad. Argentina vive una explosión solidaria”.
En ese sentido está trabajando la Red Solidaria: buscan crear una cultura de la solidaridad. “Queremos que cada día más gente levante la vista y descubra al otro. Una de las características de los marginados es su invisibilidad. No vemos a los 260 mil desnutridos que hay en el país ni a los ancianos que están solos. A través de la comunicación y de la imagen se hacen visibles. Nosotros tratamos de mostrarlo dignamente y cuando la gente lo ve aparece la catarata de solidaridad”, sostiene, aunque reconoce que la principal dificultad es “hacer que esta emoción dure en el tiempo” porque “la cultura solidaria se trata de incorporar al prójimo en la vida cotidiana”.
Pero, para Carr, el trasfondo de esta nueva cultura es la Justicia. “Nos reconocen por haber hecho una campaña para las escuelas rurales; en realidad hicimos Justicia porque conseguimos una biblioteca. La cultura solidaria, y ser solidario, en definitiva, es buscar la Justicia elemental”
-¿Cómo se articula el trabajo de la Red con el Estado, las empresas y la burocracia en general?
- Ahora se dio una gran participación de la gente, pero igual la gran transformación la tiene que hacer quienes la tienen que hacer. Comparados con la Madre Teresa de Calcuta estamos todos perdidos. Pero si un corrupto se emociona hoy y no se corrompe es una evolución. En eso soy muy compasivo. Pero es un proceso. Nosotros le agradecemos a Dios o a la vida que nos llame desde la última jubilada que no tiene un peso hasta el mayor millonario de la Argentina para colaborar. Uno trata de estar cerca del dolor y del que sufre. Y eso es una escuela terrible que te libera de un montón de frivolidad.
Trabajo en red
-¿Cómo se organiza la Red Solidaria?
-En verdad no tiene papeles ni personería jurídica, es un hecho cultural, un caos ordenado. Cuando ordenás mucho las cosas la realidad te las desordena y las complica. Y cuando caes en el desorden no podés transformar la realidad. Nuestro mecanismo es primitivo: llegan necesidades y tratamos de ver quién pueda cubrirlas entre compañías, fundaciones, medios de comunicación, clubes de fútbol y amigos. Cuando esos mecanismos no funcionan acudimos a los medios y les presentamos a los argentinos esa necesidad. Nosotros ponemos en contacto al necesitado y a quien puede ayudarlo.
Ese es su objetivo primordial, aunque le agregaron un segundo: desarrollar una cultura de la solidaridad. “Ahora es un momento pedagógico. Nos interesa ver que hace una persona cuando apaga la tele, la radio o cierra un diario”.
Y aunque la Red está creciendo por el mundo, las prioiridades siguen siendo las mismas. “Está funcionando muy bien en Barcelona, Boston, arrancando bastante bien en África y solidificándonos en Bombay. Pero a la vez yo no conseguí una prótesis para una abuela y la cosa pequeña también es clave para nosotros”
Si bien en todo el mundo hay muchas redes solidarias porque “está de moda”, en general están ligadas a un solo tema. “Nosotros queremos avanzar en accidentes de transito, ancianidad y violencia domestica. Y este modelo de varios temas parece que no existe”, afirma, aunque agrega con modestia: “Igual nosotros no inventamos nada, es un rejunte y vamos adaptando las cosas a la realidad. No hay mucho merito. Estamos muy orgullosos, pero juntar al que da con el que necesita es súper primitivo”.
Juan Carr, hombre
Juan Carr vive con su mujer y sus cinco hijos en una casa chorizo en Florida. “Clase media, una cosa muy estándar de barrio”, define, porque “no hay una revolución solidaria fuera de casa si no está adentro y los afectos son claves para afrontar la realidad. Después de un suicidio o de un crimen, está la familia”.
Además de la Red Solidaria, Juan Carr tiene su trabajo, como cualquier otra persona. “Llevo una vida bastante normal. Nosotros proponemos una solidaridad para gente normal. Pero pareciera que la exposición te vuelve más especial y nosotros hacemos un esfuerzo enorme para que no pase. Cualquiera puede poner la foto de un chico perdido y buscarlo”, ejemplifica.
Carr es veterinario y profesor de biología y trabaja en un Centro de Desarrollo Comunitario con veterinarios, agrónomos, docentes y pediatras. “Por esto me pagan”, aclara, y agrega: “Allí tratamos la desnutrición infantil. Los pediatras tratan de recuperarlos y luego intentamos que hagan una huerta comunitaria o familiar, criar gallinas y luego conejos”. Pero además, da clases en el colegio Santo Domingo en la villa de emergencia La Cava, donde desde hace seis años trabajan que logran que los chicos terminen el secundario.
“De todo eso vivo yo y me pagan empresas y compañías. Renuevo los contratos anualmente, pero de eso vive la familia Carr. Obviamente por mi visibilidad circunstancial en la Red a veces ligo también. Pero todos los que participamos de la Red tenemos la suerte de tener trabajo”.
Un día típico en su vida comienza entre las 5,30 y las 6 de la mañana. “Ahora con el conflicto de las papeleras leo los diarios de Uruguay y Gualeguaychú. Después Clarín, La Nación y a veces Pagina 12 mientras escucho un poco de radio, Continental y Mitre y bajo los mails”, relata.
Luego, lleva a los chicos al colegio (“tengo prohibido hablar por radio de 7,15 a 8,45”, aclara) y se va a caminar cuatro kilómetros por la costa porque junto con los vecinos están clasificando las aves y las plantas para hacer la primera guía comunitaria. “Además camino para bajar la panza y la ansiedad”, relata, y agrega: “Y ahí ya empiezo a trabajar y a ocuparme de cosas de la Red. Todos los días son distintos, pero a la tarde trato de dormir la siesta media hora”.
Ejemplo de cultura solidaria
“Me acuerdo que un día se apareció Tomás Olivieri Acosta, un joven inteligente, maduro y comprometido, y me comentó del proyecto Diagonal –recuerda- Me impresiona la continuidad. Cualquier cosa que dura más de un año en la Argentina es un éxito y más de dos, un milagro. Y perduró. Además generó empleo, que es la clave la solidaridad: generar empleo, no asistir. Diagonal es un ejemplo vivo de cultura solidaria”.
martes, junio 06, 2006
Entrevista a Gastón Pauls
“Las historias de los ex combatientes las tomo como bandera”
El actor cuenta cómo cambio su percepción de la Guerra de Malvinas luego protagonizar Iluminados por el fuego, la película argentina que muestra cómo vivieron el conflicto armado los soldados argentinos, y recuerda cómo fue filmar en las islas y la relación con los kelpers. Además, habla de su programa de TV y de la fundación que creó para ayudar a chicos y adolescentes.
“Después de la película, la causa de los chicos es mía. Ellos lo saben y yo lo sé. Yo no me puedo hacer el boludo. Mi papel no terminó el día que Tristán (Bauer, el director) dijo ‘Corten’. Gracias a Dios me despertó una necesidad de ayudar y apoyar cada uno de sus pedidos. Yo debo haber hablado con 100 ex combatientes. Cualquiera de esas historias las tomo como banderas y si yo puedo como actor ayudar a que ciertas cosas salgan a la luz, lo tengo que hacer”, afirma Gastón Pauls en referencia Iluminados por el fuego, la película que se estrenó el año pasado y que muestra cómo fue la vida de los soldados argentinos durante la Guerra del Malvinas de 1982.
-Cuando comenzó la guerra tenías 10 años, ¿Qué recuerdos tenés de esa época?
-Me acuerdo de mi viejo diciéndome que no entendía que se estaba festejando, diciéndome que se iban a morir muchos chicos. Y me acuerdo la contradicción que me generaba porque en la escuela todos mis compañeros y las maestras festejaban y yo venía de una casa donde no se festejaba la recuperación. Hoy yo le agradezco mucho eso a mi viejo, el no haberme hecho festejar una mentira.
-¿Y esa diferencia en tu casa con el resto de la sociedad se daba generalmente o fue en este tema puntual?
-Ya venía del Mundial del ’78 que mi viejo tampoco lo festejó, que también se lo agradezco. Y en esa época no lo entendía, tenía seis años y lo veía a mi viejo angustiado con el Mundial y el festejo. Mi viejo había estado detenido dos años antes.. A lo largo del tiempo, después del ’82, más por el lado de mi viejo, hubo una conciencia de lo social y de ciertas realidades de mis compañeros de camino y no tanto. Porque ver a un pibe con una bolsa cuando debería estar jugando con un autito…yo agradezco esa toma de conciencia que me hizo tener desde muy chico
-¿Crees que hay cada vez más conciencia en el sociedad?
- No sé. Creo que hay mucha gente que se está despertando. Me ha pasado mucho en el último tiempo con el programa y la película. Mucha gente venía a decirme que les daba vergüenza pero que ahora entendían algo que no habían entendido 24 años atrás. Iluminados por el fuego ayudó a escuchar una voz que venían alzando los ex combatiente hace 23 años. Iluminó una zona muy oscura de la sociedad argentina y de la humanidad…en todos lados hay guerras. Abrió el debate sobre que nos ocurre a los humanos con las guerras
-¿Que te cambió a vos la película con respecto a Malvinas?
- Yo, como mucho de los que no fuimos, no tenía una real dimensión de la pesadilla vivida, del horror de una guerra. La primera película que filme en mi vida, Territorio Comanche, fue en Sarajevo y Croacia después de la guerra y ví por primera vez las secuelas de la guerra, las caras, la tristeza en la mirada, el dolor, el silencio que deja una guerra y me parece que lo que hizo Iluminados… es nuevamente acercarme al horror y a la vergüenza de la guerra. Es casi imposible creer que un humano haya podido soportar eso. Y también es casi imposible entender como en cuatro paredes un grupo de gente decide una guerra y manda a los pibes de 18 años que terminaron el secundario cuatro meses antes
-¿Al terminar de filmar te costó salir de la historia?
-Creo que no se sale. Una vez que se entra se profundiza. Sería muy careta y una falta de respeto con la gente que me entrevisté. Me metí en la película de Malvinas y hoy estoy en contacto con varios centros de ex combatientes para organizar cosas con ellos. Sería una falta de respeto a ellos y a Edgardo Esteban (el ex combatiente autor del libro de la película) que hoy es mi amigo.
En el mismo sentido, a Pauls afirma que la única crítica que le importó fue la de los ex combatientes. “Que ellos hayan salido a apoyar mi trabajo era lo único que necesitaba y que buscaba”, sostiene.
Filmar en Malvinas
Las imágenes finales de la película fueron filmadas en las Islas Malvinas. Hasta allí viajó todo el equipo de filmación para hacer las tomas del Cementerio de Darwin. “Estás ahí y sabes que hay 700 lapidas a las que a la mayoría nunca nadie los visitó ni les puso una flor. Yo me pase 3 horas llorando junto a todo el equipo. No había manera de aguantar ese dolor, era muy triste”, recuerda, y agrega: “Ahora vuelvo con dos ex combatientes para el programa”.
-¿Cómo fue la relación con la gente de las islas?
-Muy buena onda, pero un poco distante. Los kelpers también son víctimas. Ahí hay gente hace 150 años y en el ‘82 de repente vinieron dos países a pelearse y nadie les preguntó a ellos. Fue duro para los kelpers también estar en un lugar tan alejado y empezar a recibir bombas. De hecho, ellos tenían muy buena onda con los argentinos. Venían a tratarse al Hospital Británico. Incluso algunos kelpers, si aflojan, te pueden hablar unas palabras en castellano. Pero después del ’82 se quedaron con una bronca grande.
Televisión
Gastón Pauls comenzó hace unos años con Ser Urbano y luego con Humanos en el camino, que también produce, donde se muestra historias de personas donde a menudo están presentes temas sórdidos como el hambre, la discriminación y o las drogas
-¿En algún momento no te saturás con estas historias tan terribles?
-Yo conocía la desnutrición en fotos, en la tele, pero cuando ves a pibes y a viejos desnutridos tenés dos opciones: te haces el boludo de por vida y no te acordás nunca más de eso o intentás convivir con eso y tratas de hacer algo por cambiarlo. Yo convivo con eso y a veces es muy difícil de llevar. Pero es lo que elegí y no lo quiero dejar.
-¿Que repercusión que tiene en la gente, mas allá de verlo?
-Hay gente que cree que es un negocio mío, que no sirve para nada y que es todo especulación. Pero hay gente que cree desde donde está hecho, que siente que sirve conocer ciertas realidades y ver que fibras le tocan a cada uno para ver que se puede hacer para que cambien. Y me parece lo más justo. Yo sé desde donde y por qué lo hago, pero el análisis de si es una demagogia mía ni yo puedo saberlo.
-¿Pero a través de mostrar ciertas realidades has logrado revertirlas?
-Sí. Muchas no me interesa salir a decirlas, pero nosotros recibimos 500 mails por programa. Y armamos un proyecto paralelo, que se llama El Puente, donde buscamos todas las organizaciones que ayudan desde muchos lugares y cuando vamos a un lugar ya tengo un relevamiento de las instituciones que ayudan en la zona y yo, como puente, trato de conectarlos. Tratamos de que el programa no sea una cosa que sale de 11 a 12 de la noche, si no que tenga una continuidad, que no sea sólo buscar una historia conmovedora. Si no sí es una especulación con el dolor ajeno.
La Casa de la Cultura de la Calle
Desde hace un año y medio Gastón Pauls fue más allá de su trabajo en cine y televisión y creó una asociación civil, la Casa de la Cultura de la Calle.
“Fue una necesidad de nada de no quedarme con lo que vi solamente. Yo tenía ganas de darles a los chicos, a través del arte, instrumentos para expresar lo que les pasa y que también el día de mañana quizás les permita encontrar un camino laboral”, afirma.
El proyecto nació por su iniciativa y se trata de una organización que busca generar un espacio creativo y productivo para chicos y adolescentes en situación de vulnerabilidad de derechos. Actualmente trabajan con 130 chicos que están en hogares o judicializados y les dan clases de pintura, música, teatro y literatura.
Pero el tema de la ayuda no es momentáneo. “Estaba en casa y ya hacía cuatro 4 meses que estábamos laburando en la fundación y me agarro vértigo. Me dije: ahora no puedo parar. Porque si yo abandono el trabajo voy a ser uno mas de los que los abandonan”
La guerra
La Guerra de las Malvinas (en inglés, Falklands War) fue un conflicto armado entre Argentina y el Reino Unido ocurrido en las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur por la soberanía sobre esos archipiélagos australes dominados por Gran Bretaña y que la Argentina demanda como propios.
El 2 de abril las fuerzas argentinas desembarcaron en las islas y combatieron hasta el 14 de junio, cuando se produce la rendición y culmina el conflicto armado. Sin embargo el litigio por la soberanía todavía continúa.
El saldo final fue la reocupación de las Malvinas por el Reino Unido y la muerte de 635 soldados argentinos, 252 británicos y 3 civiles. En Argentina, la derrota en el conflicto precipitó la caída de la Junta militar que gobernaba el país tras el golpe de Estado de 1976, y se restauró la democracia como forma de gobierno.
El actor cuenta cómo cambio su percepción de la Guerra de Malvinas luego protagonizar Iluminados por el fuego, la película argentina que muestra cómo vivieron el conflicto armado los soldados argentinos, y recuerda cómo fue filmar en las islas y la relación con los kelpers. Además, habla de su programa de TV y de la fundación que creó para ayudar a chicos y adolescentes.
“Después de la película, la causa de los chicos es mía. Ellos lo saben y yo lo sé. Yo no me puedo hacer el boludo. Mi papel no terminó el día que Tristán (Bauer, el director) dijo ‘Corten’. Gracias a Dios me despertó una necesidad de ayudar y apoyar cada uno de sus pedidos. Yo debo haber hablado con 100 ex combatientes. Cualquiera de esas historias las tomo como banderas y si yo puedo como actor ayudar a que ciertas cosas salgan a la luz, lo tengo que hacer”, afirma Gastón Pauls en referencia Iluminados por el fuego, la película que se estrenó el año pasado y que muestra cómo fue la vida de los soldados argentinos durante la Guerra del Malvinas de 1982.
-Cuando comenzó la guerra tenías 10 años, ¿Qué recuerdos tenés de esa época?
-Me acuerdo de mi viejo diciéndome que no entendía que se estaba festejando, diciéndome que se iban a morir muchos chicos. Y me acuerdo la contradicción que me generaba porque en la escuela todos mis compañeros y las maestras festejaban y yo venía de una casa donde no se festejaba la recuperación. Hoy yo le agradezco mucho eso a mi viejo, el no haberme hecho festejar una mentira.
-¿Y esa diferencia en tu casa con el resto de la sociedad se daba generalmente o fue en este tema puntual?
-Ya venía del Mundial del ’78 que mi viejo tampoco lo festejó, que también se lo agradezco. Y en esa época no lo entendía, tenía seis años y lo veía a mi viejo angustiado con el Mundial y el festejo. Mi viejo había estado detenido dos años antes.. A lo largo del tiempo, después del ’82, más por el lado de mi viejo, hubo una conciencia de lo social y de ciertas realidades de mis compañeros de camino y no tanto. Porque ver a un pibe con una bolsa cuando debería estar jugando con un autito…yo agradezco esa toma de conciencia que me hizo tener desde muy chico
-¿Crees que hay cada vez más conciencia en el sociedad?
- No sé. Creo que hay mucha gente que se está despertando. Me ha pasado mucho en el último tiempo con el programa y la película. Mucha gente venía a decirme que les daba vergüenza pero que ahora entendían algo que no habían entendido 24 años atrás. Iluminados por el fuego ayudó a escuchar una voz que venían alzando los ex combatiente hace 23 años. Iluminó una zona muy oscura de la sociedad argentina y de la humanidad…en todos lados hay guerras. Abrió el debate sobre que nos ocurre a los humanos con las guerras
-¿Que te cambió a vos la película con respecto a Malvinas?
- Yo, como mucho de los que no fuimos, no tenía una real dimensión de la pesadilla vivida, del horror de una guerra. La primera película que filme en mi vida, Territorio Comanche, fue en Sarajevo y Croacia después de la guerra y ví por primera vez las secuelas de la guerra, las caras, la tristeza en la mirada, el dolor, el silencio que deja una guerra y me parece que lo que hizo Iluminados… es nuevamente acercarme al horror y a la vergüenza de la guerra. Es casi imposible creer que un humano haya podido soportar eso. Y también es casi imposible entender como en cuatro paredes un grupo de gente decide una guerra y manda a los pibes de 18 años que terminaron el secundario cuatro meses antes
-¿Al terminar de filmar te costó salir de la historia?
-Creo que no se sale. Una vez que se entra se profundiza. Sería muy careta y una falta de respeto con la gente que me entrevisté. Me metí en la película de Malvinas y hoy estoy en contacto con varios centros de ex combatientes para organizar cosas con ellos. Sería una falta de respeto a ellos y a Edgardo Esteban (el ex combatiente autor del libro de la película) que hoy es mi amigo.
En el mismo sentido, a Pauls afirma que la única crítica que le importó fue la de los ex combatientes. “Que ellos hayan salido a apoyar mi trabajo era lo único que necesitaba y que buscaba”, sostiene.
Filmar en Malvinas
Las imágenes finales de la película fueron filmadas en las Islas Malvinas. Hasta allí viajó todo el equipo de filmación para hacer las tomas del Cementerio de Darwin. “Estás ahí y sabes que hay 700 lapidas a las que a la mayoría nunca nadie los visitó ni les puso una flor. Yo me pase 3 horas llorando junto a todo el equipo. No había manera de aguantar ese dolor, era muy triste”, recuerda, y agrega: “Ahora vuelvo con dos ex combatientes para el programa”.
-¿Cómo fue la relación con la gente de las islas?
-Muy buena onda, pero un poco distante. Los kelpers también son víctimas. Ahí hay gente hace 150 años y en el ‘82 de repente vinieron dos países a pelearse y nadie les preguntó a ellos. Fue duro para los kelpers también estar en un lugar tan alejado y empezar a recibir bombas. De hecho, ellos tenían muy buena onda con los argentinos. Venían a tratarse al Hospital Británico. Incluso algunos kelpers, si aflojan, te pueden hablar unas palabras en castellano. Pero después del ’82 se quedaron con una bronca grande.
Televisión
Gastón Pauls comenzó hace unos años con Ser Urbano y luego con Humanos en el camino, que también produce, donde se muestra historias de personas donde a menudo están presentes temas sórdidos como el hambre, la discriminación y o las drogas
-¿En algún momento no te saturás con estas historias tan terribles?
-Yo conocía la desnutrición en fotos, en la tele, pero cuando ves a pibes y a viejos desnutridos tenés dos opciones: te haces el boludo de por vida y no te acordás nunca más de eso o intentás convivir con eso y tratas de hacer algo por cambiarlo. Yo convivo con eso y a veces es muy difícil de llevar. Pero es lo que elegí y no lo quiero dejar.
-¿Que repercusión que tiene en la gente, mas allá de verlo?
-Hay gente que cree que es un negocio mío, que no sirve para nada y que es todo especulación. Pero hay gente que cree desde donde está hecho, que siente que sirve conocer ciertas realidades y ver que fibras le tocan a cada uno para ver que se puede hacer para que cambien. Y me parece lo más justo. Yo sé desde donde y por qué lo hago, pero el análisis de si es una demagogia mía ni yo puedo saberlo.
-¿Pero a través de mostrar ciertas realidades has logrado revertirlas?
-Sí. Muchas no me interesa salir a decirlas, pero nosotros recibimos 500 mails por programa. Y armamos un proyecto paralelo, que se llama El Puente, donde buscamos todas las organizaciones que ayudan desde muchos lugares y cuando vamos a un lugar ya tengo un relevamiento de las instituciones que ayudan en la zona y yo, como puente, trato de conectarlos. Tratamos de que el programa no sea una cosa que sale de 11 a 12 de la noche, si no que tenga una continuidad, que no sea sólo buscar una historia conmovedora. Si no sí es una especulación con el dolor ajeno.
La Casa de la Cultura de la Calle
Desde hace un año y medio Gastón Pauls fue más allá de su trabajo en cine y televisión y creó una asociación civil, la Casa de la Cultura de la Calle.
“Fue una necesidad de nada de no quedarme con lo que vi solamente. Yo tenía ganas de darles a los chicos, a través del arte, instrumentos para expresar lo que les pasa y que también el día de mañana quizás les permita encontrar un camino laboral”, afirma.
El proyecto nació por su iniciativa y se trata de una organización que busca generar un espacio creativo y productivo para chicos y adolescentes en situación de vulnerabilidad de derechos. Actualmente trabajan con 130 chicos que están en hogares o judicializados y les dan clases de pintura, música, teatro y literatura.
Pero el tema de la ayuda no es momentáneo. “Estaba en casa y ya hacía cuatro 4 meses que estábamos laburando en la fundación y me agarro vértigo. Me dije: ahora no puedo parar. Porque si yo abandono el trabajo voy a ser uno mas de los que los abandonan”
La guerra
La Guerra de las Malvinas (en inglés, Falklands War) fue un conflicto armado entre Argentina y el Reino Unido ocurrido en las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur por la soberanía sobre esos archipiélagos australes dominados por Gran Bretaña y que la Argentina demanda como propios.
El 2 de abril las fuerzas argentinas desembarcaron en las islas y combatieron hasta el 14 de junio, cuando se produce la rendición y culmina el conflicto armado. Sin embargo el litigio por la soberanía todavía continúa.
El saldo final fue la reocupación de las Malvinas por el Reino Unido y la muerte de 635 soldados argentinos, 252 británicos y 3 civiles. En Argentina, la derrota en el conflicto precipitó la caída de la Junta militar que gobernaba el país tras el golpe de Estado de 1976, y se restauró la democracia como forma de gobierno.
lunes, junio 05, 2006
A leer!
Dos libros inéditos de Silvina Ocampo
Silvina Ocampo es considerada actualmente por muchos como una de las mejores escritoras argentinas. Sin embargo, durante su vida la sombra de Adolfo Bioy Casares, su marido, su amigo Jorge Luis Borges y su hermana Victoria pareció opacar su pluma.
A modo de rescate, Editorial Sudamericana lanzó la Biblioteca Silvina Ocampo con dos títulos inéditos de la autora: Invenciones del recuerdo, una autobiografía en verso libre y Las repeticiones y otros relatos inéditos. Además, también reeditó un libro de cuentos infantiles: La naranja maravillosa.
Invenciones del recuerdo fue hallado entre sus papeles después de su muerte y al igual que The Prelude, la autobiografía de William Wordsworth que Ocampo tradujo, está compuesta por fragmentos escritos en distintas épocas.
En el texto de Ocampo los primeros datan de 1960 y los últimos de 1987. Y si bien el orden de los recuerdos no sigue una cronología estricta, “tienen la secreta coherencia narrativa que sólo puede dar una destreza poética infalible”, afirma en la nota preliminar Ernesto Montequin, quien tiene a cargo el cuidado de la colección.
Las repeticiones y otros relatos inéditos, por su parte, contiene la mayor parte de las narraciones que Silvina Ocampo no publicó durante su vida. Se trata de 25 cuentos, dos novelas cortas y los fragmentos no incluidos en una de ellas escritos desde fines de los años treinta hasta los ochenta.
Todos los relatos abordan las obsesiones de la autora: el misterio de las casas y jardines; el enigma fatal o redentor de una voz; las crueldades y los artificios de la infancia; la predestinación de un nombre o los amores fantasmales, por mencionar algunos.
El trabajo de edición de este volumen ha sido arduo ya que Ocampo no acostumbraba fechar sus originales y se debió recurrir a factores externos como apuntes sueltos, alusiones en reportajes, papel y tinta utilizados o rasgos de la escritura.
Acompañando esta nueva colección, la editorial también reeditó La naranja maravillosa, un conjunto de cuentos para niños con ilustraciones de Irene Singer y un par de dibujos de la propia Ocampo.
Silvina Ocampo es considerada actualmente por muchos como una de las mejores escritoras argentinas. Sin embargo, durante su vida la sombra de Adolfo Bioy Casares, su marido, su amigo Jorge Luis Borges y su hermana Victoria pareció opacar su pluma.
A modo de rescate, Editorial Sudamericana lanzó la Biblioteca Silvina Ocampo con dos títulos inéditos de la autora: Invenciones del recuerdo, una autobiografía en verso libre y Las repeticiones y otros relatos inéditos. Además, también reeditó un libro de cuentos infantiles: La naranja maravillosa.
Invenciones del recuerdo fue hallado entre sus papeles después de su muerte y al igual que The Prelude, la autobiografía de William Wordsworth que Ocampo tradujo, está compuesta por fragmentos escritos en distintas épocas.
En el texto de Ocampo los primeros datan de 1960 y los últimos de 1987. Y si bien el orden de los recuerdos no sigue una cronología estricta, “tienen la secreta coherencia narrativa que sólo puede dar una destreza poética infalible”, afirma en la nota preliminar Ernesto Montequin, quien tiene a cargo el cuidado de la colección.
Las repeticiones y otros relatos inéditos, por su parte, contiene la mayor parte de las narraciones que Silvina Ocampo no publicó durante su vida. Se trata de 25 cuentos, dos novelas cortas y los fragmentos no incluidos en una de ellas escritos desde fines de los años treinta hasta los ochenta.
Todos los relatos abordan las obsesiones de la autora: el misterio de las casas y jardines; el enigma fatal o redentor de una voz; las crueldades y los artificios de la infancia; la predestinación de un nombre o los amores fantasmales, por mencionar algunos.
El trabajo de edición de este volumen ha sido arduo ya que Ocampo no acostumbraba fechar sus originales y se debió recurrir a factores externos como apuntes sueltos, alusiones en reportajes, papel y tinta utilizados o rasgos de la escritura.
Acompañando esta nueva colección, la editorial también reeditó La naranja maravillosa, un conjunto de cuentos para niños con ilustraciones de Irene Singer y un par de dibujos de la propia Ocampo.
viernes, abril 28, 2006
Entrevista a Tristán Bauer, director de Iluminados por el fuego
“La película contribuyó a instalar nuevamente el tema de Malvinas”
“Llegar a Malvinas fue una gran conmoción. Aterrizar en esa base militar siniestra y terrible, después recorrer los campos de batalla y ver que todos los objetos de guerra siguen estando allí presentes. Y por ultimo, llegar al Cementerio Darwin, poder filmar ahí con tan lindos argentinos como Gastón Pauls y Edgardo...fue muy fuerte”, recuerda Tristán Bauer, director de Iluminados por el fuego, que acaba de ser nombrado Ciudadano Ilustre en su ciudad natal, Mar del Plata
El proyecto de la película surgió a partir de la lectura del libro de Edgardo Esteban. “Hasta ese momento tenía referencias de Malvinas, pero nunca había tenido la mirada humana de la guerra. Creo que el relato de Edgardo es impecable”.
-¿Cómo lo conoció a Edgardo?
- Fue un encuentro casual y curioso. Estábamos en casa de Miguel Bonasso, habíamos terminado Evita, la tumba sin paz y vino Edgardo como corresponsal para hacernos una nota y cuando terminó saca de un bolsito un libro y me dice ‘yo aparte de corresponsal, soy ex combatiente y escribí mi mirada sobre la guerra. Este libro va a ser tu nueva película’. Y fue un mandato que se transformó en hechos
Iluminados por el Fuego esta basada en el libro Malvinas diario de regreso que Esteban escribió sobre su experiencia como combatiente durante la guerra. Para la película el también colaboró con el guión junto a Bauer y a Miguel Bonasso.
“La presencia de Edgardo y de todos los ex combatientes que estuvieron presentes durante todo el proceso de la película fue vital.. Para mí, tenerlo a Edgardo en la etapa de la filmación y a todos los muchachos que nos brindaron un fragmento de su vida fue fundamental. Y creo que la película logra esa mirada humana porque está hecha desde ese lugar”, recalca Bauer
-¿Fue muy difícil elegir al protagonista?
- Buscábamos alguien que pueda darnos un joven de 19 años, como caracterizado un hombre de 40 años. Y cuando apareció la posibilidad de Gastón y que claramente podía enfrentar esta cuestión no tuvimos dudas en elegirlo a él. Una vez de terminada la película y luego de haberla visto como 20 veces te diría que estoy muy feliz por la relación profesional. Su entrega hacia el proyecto es destacable y la relación humana con Gastón para mi ha sido una maravilla. Me han pasado cosas muy hermosas en la vida y, sin duda, una es haber trabajado a lado de un ser humano maravilloso como es Gastón Pauls.
- ¿Que repercusión tuvo con los ex combatiente?
-Hicimos varias proyecciones en todo el país y la verdad que son muy particulares y de una emoción que vuela en la sala. Yo estoy absolutamente conmovido por lo que ocurre en las proyecciones y en los debates posteriores. Pero el recibimiento fue maravilloso y estoy muy agradecido
-¿Cree que la película sirvió para instalar el tema?
-Yo estoy seguro que la película contribuyó a instalar de nuevo el tema de Malvinas, a reflexionar. En ese sentido creo que el cine es una maravilla. Cuando se transforma en algo masivo es extraordinario por todo lo que dinamiza en la sociedad. Es como un enorme despertador y en este caso funcionó muy bien
-¿Esperaba el éxito que tuvo?
- La película fue rechazada por todas las productoras privadas de la Argentina. A todas les gustó el guión pero les pareció demasiado duro. Yo tenía una dualidad, pensaba que tenía que ser un tema de interés para la sociedad, pero a la vez tenía tan instalada esta duda porque todas las productoras grandes la habían rechazado. Hasta el primer día del estreno tenía dudas de lo que iba a ocurrir, pero desde la primera proyección el impacto que ha tenido la película ha sido extraordinario.
Iván Pérez Sarmenti - Diagonal, abril '06.-
“Llegar a Malvinas fue una gran conmoción. Aterrizar en esa base militar siniestra y terrible, después recorrer los campos de batalla y ver que todos los objetos de guerra siguen estando allí presentes. Y por ultimo, llegar al Cementerio Darwin, poder filmar ahí con tan lindos argentinos como Gastón Pauls y Edgardo...fue muy fuerte”, recuerda Tristán Bauer, director de Iluminados por el fuego, que acaba de ser nombrado Ciudadano Ilustre en su ciudad natal, Mar del Plata
El proyecto de la película surgió a partir de la lectura del libro de Edgardo Esteban. “Hasta ese momento tenía referencias de Malvinas, pero nunca había tenido la mirada humana de la guerra. Creo que el relato de Edgardo es impecable”.
-¿Cómo lo conoció a Edgardo?
- Fue un encuentro casual y curioso. Estábamos en casa de Miguel Bonasso, habíamos terminado Evita, la tumba sin paz y vino Edgardo como corresponsal para hacernos una nota y cuando terminó saca de un bolsito un libro y me dice ‘yo aparte de corresponsal, soy ex combatiente y escribí mi mirada sobre la guerra. Este libro va a ser tu nueva película’. Y fue un mandato que se transformó en hechos
Iluminados por el Fuego esta basada en el libro Malvinas diario de regreso que Esteban escribió sobre su experiencia como combatiente durante la guerra. Para la película el también colaboró con el guión junto a Bauer y a Miguel Bonasso.
“La presencia de Edgardo y de todos los ex combatientes que estuvieron presentes durante todo el proceso de la película fue vital.. Para mí, tenerlo a Edgardo en la etapa de la filmación y a todos los muchachos que nos brindaron un fragmento de su vida fue fundamental. Y creo que la película logra esa mirada humana porque está hecha desde ese lugar”, recalca Bauer
-¿Fue muy difícil elegir al protagonista?
- Buscábamos alguien que pueda darnos un joven de 19 años, como caracterizado un hombre de 40 años. Y cuando apareció la posibilidad de Gastón y que claramente podía enfrentar esta cuestión no tuvimos dudas en elegirlo a él. Una vez de terminada la película y luego de haberla visto como 20 veces te diría que estoy muy feliz por la relación profesional. Su entrega hacia el proyecto es destacable y la relación humana con Gastón para mi ha sido una maravilla. Me han pasado cosas muy hermosas en la vida y, sin duda, una es haber trabajado a lado de un ser humano maravilloso como es Gastón Pauls.
- ¿Que repercusión tuvo con los ex combatiente?
-Hicimos varias proyecciones en todo el país y la verdad que son muy particulares y de una emoción que vuela en la sala. Yo estoy absolutamente conmovido por lo que ocurre en las proyecciones y en los debates posteriores. Pero el recibimiento fue maravilloso y estoy muy agradecido
-¿Cree que la película sirvió para instalar el tema?
-Yo estoy seguro que la película contribuyó a instalar de nuevo el tema de Malvinas, a reflexionar. En ese sentido creo que el cine es una maravilla. Cuando se transforma en algo masivo es extraordinario por todo lo que dinamiza en la sociedad. Es como un enorme despertador y en este caso funcionó muy bien
-¿Esperaba el éxito que tuvo?
- La película fue rechazada por todas las productoras privadas de la Argentina. A todas les gustó el guión pero les pareció demasiado duro. Yo tenía una dualidad, pensaba que tenía que ser un tema de interés para la sociedad, pero a la vez tenía tan instalada esta duda porque todas las productoras grandes la habían rechazado. Hasta el primer día del estreno tenía dudas de lo que iba a ocurrir, pero desde la primera proyección el impacto que ha tenido la película ha sido extraordinario.
Iván Pérez Sarmenti - Diagonal, abril '06.-
jueves, marzo 30, 2006
Abriendo el archivo...
Un año de entrevistas
Para el número de diciembre '05 de DiAGONAL publicamos un resúmen de las 11 entrevistas que realizadas durante todo el año. Un extracto de cada una de estas personalidades que tuvieron mucho que decir.
“Volví a vivir acá hace un año y medio. Fue una elección básicamente familiar y de proyectos. Sobre todo el tratar de hacer. Yo veo que en la Argentina hay muchas cosas para hacer y quiero ser parte de ese rehacer argentino, quiero devolver un poquito de todo lo que me dio en algún momento.
Dentro de un par de años seguro voy a estar bailando, más adelante no sé. Pero nunca pienso en lo que voy a hacer después de lo que estoy haciendo porque si no empiezo a terminar lo que estoy haciendo.”
Maximiliano Guerra, enero 2005
“Vine el año pasado después de tres años y, nobleza obliga, no encontré el país como lo dejé, pero sí noté como si hubiese una cierta aceptación de la 'divina pobreza'. Veo en la clase política prácticas que son de la vieja mafia política. Es una especie de jaula de locas, donde todo se hace para conseguir más poder, y el país bien, gracias. ¿Puede ser que esto ocurra en la Argentina? ¿Por qué los votamos? Esta especie de exaltación casi religiosa de la avivada me da una impotencia… Y me duele porque soy argentino, porque si fuese finlandés qué carajo me importa”.
Federico Luppi, febrero 2005
“Yo vuelvo a salir a escena, fundamentalmente, porque yo no soy algo que debería ser y que todo el mundo cree que soy: rica. Entonces tengo que trabajar, y es mucha suerte, pero también es porque yo lo hago bien, no creas en la modestia de los actores. A veces me gustaría irme a casa, a tomarme un cafecito, ver un película, pero el telón se levanta a las ocho y eso para mi ocurre desde que tenía 24 años, cuando empecé a vivir del teatro. Pero sé que mientras tenga un soplo de vida lo único que voy a querer hacer es lo que estoy haciendo ahora, que es teatro
China Zorrilla, marzo 2005
“Me fui de vacaciones sola a Brasil y no me conocía ni el loro -recuerda- y lo disfrutaba, pero hay algo que tiene que ver con la cotidianeidad, con la confianza y la familiaridad que tiene ser conocido, que a mi me gusta. Cuando me paran por la calle y me felicitan por mi trabajo porque lo vieron y les gustó, me encanta. A veces es rompebolas, pero hay algo de eso que me seduce, porque la gente me siente como familiar y yo, en cierta manera, también, porque enseguida genero algo de confianza. Me gusta, desde chiquita soy así. Antes cuando no era conocida, decían 'esta es medio confianzuda'. Ahora, como soy famosa y yo enseguida me prendo, es que soy simpática”.
Julieta Díaz, abril 2005
“Yo he abierto un camino. Los que han venido atrás lo hacen a su modo, no los critico. Yo trato siempre de decir con toda honradez lo que pasó, de no trampear. He declinado ofrecimientos que me han hecho para ser diputado. No me interesa eso, yo tengo mucha más influencia que cualquier político. Mis libros han contribuido a moldear el espíritu nacional".
Félix Luna, mayo 2005
“Escribir es lo que más quiero, pero no sé si es lo que más me gusta. Está muy lleno de arrepentimientos y dificultades. La radio, en cambio, es un encuentro diario más fácil y también me atrevería a decir que es más meritorio, aunque yo creo que estoy más en mis libros que en la radio.
–Está a punto de comenzar el programa, ¿hay algo planeado?
–Si, hay algo planeado. La charla inicial está escrita… y es lo único. Luego todo lo demás consiste en esperar y que con paciencia acuda alguna idea. Y no siempre acude.
–¿Y no hay miedo de quedarse en blanco?
–También existe ese miedo. A veces se sale de ese problema, pero convengamos en que una salida no es tan airosa como otra. El programa no es siempre igual. A veces es malo… y a veces malísimo (ríe).
Alejandro Dolina, junio 2005
“Para mí, el cine, desde el punto de vista narrativo, no tiene nacionalidad. Hay gente que sabe contar y gente que no. Pero por ser argentina una película no tiene vicios ni virtudes. Se dice que el año pasado fue un año maravilloso para el cine nacional; fue un año de mierda. Tres películas de las 60 que se estrenaron pasaron los 200 mil espectadores. Y esas tres, si las comparás con películas similares de años anteriores, metieron la mitad de espectadores. El mercado se sigue achicando. Es mentira que el cine argentino es exitoso en el país. Y el éxito afuera es una moda, como pasó con el cine iraní, que sirve para darte chapa”
Adolfo Aristarain, julio 2005
“Ratzinger es simple y austero. Cuando llego como cardenal al Vaticano le asignaron un departamento sencillo con muebles comunes. Cuando le ofrecieron arreglarlo, contestó: ‘No, no, esto está muy bien’. Y desde el año '82 hasta el 2005, vivió siempre en el mismo lugar. Es un sacerdote que hace realmente una vida religiosa. El Cardenal mantenía muchísimas obras y destinaba gran parte de las ganancias por sus libros y conferencias al fondo del catecismo. Tampoco discriminaba. A Ratzinger jamás se le pasó por la cabeza la idea de no almorzar con Alfredo, su chofer.
Ana Fernández, la única argentina que trabajó con el Papa, agosto 2005 (realizada por Pía Kussrow)
“El día en que se junten el deseo con sus concreciones uno habrá llegado a su límite y sería muy aburrido. Porque, aunque también tengo ganas, tengo este miedo terrible ahora que voy salir a hacer la función no sólo por la opinión de los otros, si no por la mía. Vos te decís: “Hijo de puta, ¿esto estás haciendo? Tenés este teatro, estos compañeros de elenco, este texto… Y te oís y te dan ganas de pegarte una patada en el culo”.
Alfredo Alcón, septiembre 2005
“En la tele me pasa lo mismo que cuando jugaba al fútbol: toda la presión la asume Diego. Estar al lado de un tipo tan grande genera muchas cosas”.
–¿Cómo es trabajar con Maradona?
–Es súper tranquilo. A veces nos preguntan cómo podemos estar tan tranquilos cinco minutos antes de salir al aire, pero por ahí tiene que ver con que no nacimos en este medio. Pero cuando alguno nos veía antes de salir a la cancha estábamos preocupados. Y si venía un tipo que no había crecido con el fútbol no le pasaba nada. A nosotros nos pasa un poco eso y lo disfrutamos mucho porque te guste o no estás en el programa más visto de la Argentina.
Sergio Goycochea, octubre 2005
"En la última gira que hice en la Patagonia en cada pueblo que visité planté un olivo. Antes de cada función yo regalé y planté un árbol para dar testimonio de que no solamente iba a hacer un espectáculo y ganarme la vida, si no que iba a devolver algo. Planté muchísimos olivos y lo único que les pedí es que los cuidasen para ser un testimonio de esa sombra".
Pepe Soriano, noviembre 2005
Para el número de diciembre '05 de DiAGONAL publicamos un resúmen de las 11 entrevistas que realizadas durante todo el año. Un extracto de cada una de estas personalidades que tuvieron mucho que decir.
“Volví a vivir acá hace un año y medio. Fue una elección básicamente familiar y de proyectos. Sobre todo el tratar de hacer. Yo veo que en la Argentina hay muchas cosas para hacer y quiero ser parte de ese rehacer argentino, quiero devolver un poquito de todo lo que me dio en algún momento.
Dentro de un par de años seguro voy a estar bailando, más adelante no sé. Pero nunca pienso en lo que voy a hacer después de lo que estoy haciendo porque si no empiezo a terminar lo que estoy haciendo.”
Maximiliano Guerra, enero 2005
“Vine el año pasado después de tres años y, nobleza obliga, no encontré el país como lo dejé, pero sí noté como si hubiese una cierta aceptación de la 'divina pobreza'. Veo en la clase política prácticas que son de la vieja mafia política. Es una especie de jaula de locas, donde todo se hace para conseguir más poder, y el país bien, gracias. ¿Puede ser que esto ocurra en la Argentina? ¿Por qué los votamos? Esta especie de exaltación casi religiosa de la avivada me da una impotencia… Y me duele porque soy argentino, porque si fuese finlandés qué carajo me importa”.
Federico Luppi, febrero 2005
“Yo vuelvo a salir a escena, fundamentalmente, porque yo no soy algo que debería ser y que todo el mundo cree que soy: rica. Entonces tengo que trabajar, y es mucha suerte, pero también es porque yo lo hago bien, no creas en la modestia de los actores. A veces me gustaría irme a casa, a tomarme un cafecito, ver un película, pero el telón se levanta a las ocho y eso para mi ocurre desde que tenía 24 años, cuando empecé a vivir del teatro. Pero sé que mientras tenga un soplo de vida lo único que voy a querer hacer es lo que estoy haciendo ahora, que es teatro
China Zorrilla, marzo 2005
“Me fui de vacaciones sola a Brasil y no me conocía ni el loro -recuerda- y lo disfrutaba, pero hay algo que tiene que ver con la cotidianeidad, con la confianza y la familiaridad que tiene ser conocido, que a mi me gusta. Cuando me paran por la calle y me felicitan por mi trabajo porque lo vieron y les gustó, me encanta. A veces es rompebolas, pero hay algo de eso que me seduce, porque la gente me siente como familiar y yo, en cierta manera, también, porque enseguida genero algo de confianza. Me gusta, desde chiquita soy así. Antes cuando no era conocida, decían 'esta es medio confianzuda'. Ahora, como soy famosa y yo enseguida me prendo, es que soy simpática”.
Julieta Díaz, abril 2005
“Yo he abierto un camino. Los que han venido atrás lo hacen a su modo, no los critico. Yo trato siempre de decir con toda honradez lo que pasó, de no trampear. He declinado ofrecimientos que me han hecho para ser diputado. No me interesa eso, yo tengo mucha más influencia que cualquier político. Mis libros han contribuido a moldear el espíritu nacional".
Félix Luna, mayo 2005
“Escribir es lo que más quiero, pero no sé si es lo que más me gusta. Está muy lleno de arrepentimientos y dificultades. La radio, en cambio, es un encuentro diario más fácil y también me atrevería a decir que es más meritorio, aunque yo creo que estoy más en mis libros que en la radio.
–Está a punto de comenzar el programa, ¿hay algo planeado?
–Si, hay algo planeado. La charla inicial está escrita… y es lo único. Luego todo lo demás consiste en esperar y que con paciencia acuda alguna idea. Y no siempre acude.
–¿Y no hay miedo de quedarse en blanco?
–También existe ese miedo. A veces se sale de ese problema, pero convengamos en que una salida no es tan airosa como otra. El programa no es siempre igual. A veces es malo… y a veces malísimo (ríe).
Alejandro Dolina, junio 2005
“Para mí, el cine, desde el punto de vista narrativo, no tiene nacionalidad. Hay gente que sabe contar y gente que no. Pero por ser argentina una película no tiene vicios ni virtudes. Se dice que el año pasado fue un año maravilloso para el cine nacional; fue un año de mierda. Tres películas de las 60 que se estrenaron pasaron los 200 mil espectadores. Y esas tres, si las comparás con películas similares de años anteriores, metieron la mitad de espectadores. El mercado se sigue achicando. Es mentira que el cine argentino es exitoso en el país. Y el éxito afuera es una moda, como pasó con el cine iraní, que sirve para darte chapa”
Adolfo Aristarain, julio 2005
“Ratzinger es simple y austero. Cuando llego como cardenal al Vaticano le asignaron un departamento sencillo con muebles comunes. Cuando le ofrecieron arreglarlo, contestó: ‘No, no, esto está muy bien’. Y desde el año '82 hasta el 2005, vivió siempre en el mismo lugar. Es un sacerdote que hace realmente una vida religiosa. El Cardenal mantenía muchísimas obras y destinaba gran parte de las ganancias por sus libros y conferencias al fondo del catecismo. Tampoco discriminaba. A Ratzinger jamás se le pasó por la cabeza la idea de no almorzar con Alfredo, su chofer.
Ana Fernández, la única argentina que trabajó con el Papa, agosto 2005 (realizada por Pía Kussrow)
“El día en que se junten el deseo con sus concreciones uno habrá llegado a su límite y sería muy aburrido. Porque, aunque también tengo ganas, tengo este miedo terrible ahora que voy salir a hacer la función no sólo por la opinión de los otros, si no por la mía. Vos te decís: “Hijo de puta, ¿esto estás haciendo? Tenés este teatro, estos compañeros de elenco, este texto… Y te oís y te dan ganas de pegarte una patada en el culo”.
Alfredo Alcón, septiembre 2005
“En la tele me pasa lo mismo que cuando jugaba al fútbol: toda la presión la asume Diego. Estar al lado de un tipo tan grande genera muchas cosas”.
–¿Cómo es trabajar con Maradona?
–Es súper tranquilo. A veces nos preguntan cómo podemos estar tan tranquilos cinco minutos antes de salir al aire, pero por ahí tiene que ver con que no nacimos en este medio. Pero cuando alguno nos veía antes de salir a la cancha estábamos preocupados. Y si venía un tipo que no había crecido con el fútbol no le pasaba nada. A nosotros nos pasa un poco eso y lo disfrutamos mucho porque te guste o no estás en el programa más visto de la Argentina.
Sergio Goycochea, octubre 2005
"En la última gira que hice en la Patagonia en cada pueblo que visité planté un olivo. Antes de cada función yo regalé y planté un árbol para dar testimonio de que no solamente iba a hacer un espectáculo y ganarme la vida, si no que iba a devolver algo. Planté muchísimos olivos y lo único que les pedí es que los cuidasen para ser un testimonio de esa sombra".
Pepe Soriano, noviembre 2005
lunes, marzo 27, 2006
A leer!!
Cuadernos del camino. De Tierra del Fuego al cometa Halley
Mario Markic
Editorial Marea
Una ciudad olvidada en el medio del Amazonas que alguna vez fue el sueño del imperio Ford; un pueblo donde sólo queda un habitante junto a sus perros; un monumento más alto que el Obelisco enclavado en medio de las sierras cordobesas que esconde una terrible historia de amor y muerte.
Éstas son sólo algunas de las historias que el periodista Mario Markic encontró en el camino y mostró en sus programas En el camino y Cazador de historias que se emitieron por la señal de cable Todo Noticias entre 1996 y 2002.
En estas crónicas de la Argentina y América Markic vuelca en el papel ese trabajo. Y en esa travesía encuentra lugares y personas únicas que tienen una historia perdida en el tiempo, que ya todos olvidaron, y que Markic, en este viaje sentimental sin un rumbo certero, se encarga de rescatar.
Mario Markic
Editorial Marea
Una ciudad olvidada en el medio del Amazonas que alguna vez fue el sueño del imperio Ford; un pueblo donde sólo queda un habitante junto a sus perros; un monumento más alto que el Obelisco enclavado en medio de las sierras cordobesas que esconde una terrible historia de amor y muerte.
Éstas son sólo algunas de las historias que el periodista Mario Markic encontró en el camino y mostró en sus programas En el camino y Cazador de historias que se emitieron por la señal de cable Todo Noticias entre 1996 y 2002.
En estas crónicas de la Argentina y América Markic vuelca en el papel ese trabajo. Y en esa travesía encuentra lugares y personas únicas que tienen una historia perdida en el tiempo, que ya todos olvidaron, y que Markic, en este viaje sentimental sin un rumbo certero, se encarga de rescatar.
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