jueves, marzo 30, 2006

Abriendo el archivo...

Un año de entrevistas

Para el número de diciembre '05 de DiAGONAL publicamos un resúmen de las 11 entrevistas que realizadas durante todo el año. Un extracto de cada una de estas personalidades que tuvieron mucho que decir.

“Volví a vivir acá hace un año y medio. Fue una elección básicamente familiar y de proyectos. Sobre todo el tratar de hacer. Yo veo que en la Argentina hay muchas cosas para hacer y quiero ser parte de ese rehacer argentino, quiero devolver un poquito de todo lo que me dio en algún momento.
Dentro de un par de años seguro voy a estar bailando, más adelante no sé. Pero nunca pienso en lo que voy a hacer después de lo que estoy haciendo porque si no empiezo a terminar lo que estoy haciendo.”
Maximiliano Guerra, enero 2005

“Vine el año pasado después de tres años y, nobleza obliga, no encontré el país como lo dejé, pero sí noté como si hubiese una cierta aceptación de la 'divina pobreza'. Veo en la clase política prácticas que son de la vieja mafia política. Es una especie de jaula de locas, donde todo se hace para conseguir más poder, y el país bien, gracias. ¿Puede ser que esto ocurra en la Argentina? ¿Por qué los votamos? Esta especie de exaltación casi religiosa de la avivada me da una impotencia… Y me duele porque soy argentino, porque si fuese finlandés qué carajo me importa”.
Federico Luppi, febrero 2005

“Yo vuelvo a salir a escena, fundamentalmente, porque yo no soy algo que debería ser y que todo el mundo cree que soy: rica. Entonces tengo que trabajar, y es mucha suerte, pero también es porque yo lo hago bien, no creas en la modestia de los actores. A veces me gustaría irme a casa, a tomarme un cafecito, ver un película, pero el telón se levanta a las ocho y eso para mi ocurre desde que tenía 24 años, cuando empecé a vivir del teatro. Pero sé que mientras tenga un soplo de vida lo único que voy a querer hacer es lo que estoy haciendo ahora, que es teatro
China Zorrilla, marzo 2005


“Me fui de vacaciones sola a Brasil y no me conocía ni el loro -recuerda- y lo disfrutaba, pero hay algo que tiene que ver con la cotidianeidad, con la confianza y la familiaridad que tiene ser conocido, que a mi me gusta. Cuando me paran por la calle y me felicitan por mi trabajo porque lo vieron y les gustó, me encanta. A veces es rompebolas, pero hay algo de eso que me seduce, porque la gente me siente como familiar y yo, en cierta manera, también, porque enseguida genero algo de confianza. Me gusta, desde chiquita soy así. Antes cuando no era conocida, decían 'esta es medio confianzuda'. Ahora, como soy famosa y yo enseguida me prendo, es que soy simpática”.
Julieta Díaz, abril 2005

“Yo he abierto un camino. Los que han venido atrás lo hacen a su modo, no los critico. Yo trato siempre de decir con toda honradez lo que pasó, de no trampear. He declinado ofrecimientos que me han hecho para ser diputado. No me interesa eso, yo tengo mucha más influencia que cualquier político. Mis libros han contribuido a moldear el espíritu nacional".
Félix Luna, mayo 2005

“Escribir es lo que más quiero, pero no sé si es lo que más me gusta. Está muy lleno de arrepentimientos y dificultades. La radio, en cambio, es un encuentro diario más fácil y también me atrevería a decir que es más meritorio, aunque yo creo que estoy más en mis libros que en la radio.
–Está a punto de comenzar el programa, ¿hay algo planeado?
–Si, hay algo planeado. La charla inicial está escrita… y es lo único. Luego todo lo demás consiste en esperar y que con paciencia acuda alguna idea. Y no siempre acude.
–¿Y no hay miedo de quedarse en blanco?
–También existe ese miedo. A veces se sale de ese problema, pero convengamos en que una salida no es tan airosa como otra. El programa no es siempre igual. A veces es malo… y a veces malísimo (ríe).
Alejandro Dolina, junio 2005

“Para mí, el cine, desde el punto de vista narrativo, no tiene nacionalidad. Hay gente que sabe contar y gente que no. Pero por ser argentina una película no tiene vicios ni virtudes. Se dice que el año pasado fue un año maravilloso para el cine nacional; fue un año de mierda. Tres películas de las 60 que se estrenaron pasaron los 200 mil espectadores. Y esas tres, si las comparás con películas similares de años anteriores, metieron la mitad de espectadores. El mercado se sigue achicando. Es mentira que el cine argentino es exitoso en el país. Y el éxito afuera es una moda, como pasó con el cine iraní, que sirve para darte chapa”
Adolfo Aristarain, julio 2005


“Ratzinger es simple y austero. Cuando llego como cardenal al Vaticano le asignaron un departamento sencillo con muebles comunes. Cuando le ofrecieron arreglarlo, contestó: ‘No, no, esto está muy bien’. Y desde el año '82 hasta el 2005, vivió siempre en el mismo lugar. Es un sacerdote que hace realmente una vida religiosa. El Cardenal mantenía muchísimas obras y destinaba gran parte de las ganancias por sus libros y conferencias al fondo del catecismo. Tampoco discriminaba. A Ratzinger jamás se le pasó por la cabeza la idea de no almorzar con Alfredo, su chofer.
Ana Fernández, la única argentina que trabajó con el Papa, agosto 2005 (realizada por Pía Kussrow)

“El día en que se junten el deseo con sus concreciones uno habrá llegado a su límite y sería muy aburrido. Porque, aunque también tengo ganas, tengo este miedo terrible ahora que voy salir a hacer la función no sólo por la opinión de los otros, si no por la mía. Vos te decís: “Hijo de puta, ¿esto estás haciendo? Tenés este teatro, estos compañeros de elenco, este texto… Y te oís y te dan ganas de pegarte una patada en el culo”.
Alfredo Alcón, septiembre 2005

“En la tele me pasa lo mismo que cuando jugaba al fútbol: toda la presión la asume Diego. Estar al lado de un tipo tan grande genera muchas cosas”.
–¿Cómo es trabajar con Maradona?
–Es súper tranquilo. A veces nos preguntan cómo podemos estar tan tranquilos cinco minutos antes de salir al aire, pero por ahí tiene que ver con que no nacimos en este medio. Pero cuando alguno nos veía antes de salir a la cancha estábamos preocupados. Y si venía un tipo que no había crecido con el fútbol no le pasaba nada. A nosotros nos pasa un poco eso y lo disfrutamos mucho porque te guste o no estás en el programa más visto de la Argentina.
Sergio Goycochea, octubre 2005

"En la última gira que hice en la Patagonia en cada pueblo que visité planté un olivo. Antes de cada función yo regalé y planté un árbol para dar testimonio de que no solamente iba a hacer un espectáculo y ganarme la vida, si no que iba a devolver algo. Planté muchísimos olivos y lo único que les pedí es que los cuidasen para ser un testimonio de esa sombra".
Pepe Soriano, noviembre 2005

lunes, marzo 27, 2006

A leer!!

Cuadernos del camino. De Tierra del Fuego al cometa Halley
Mario Markic
Editorial Marea

Una ciudad olvidada en el medio del Amazonas que alguna vez fue el sueño del imperio Ford; un pueblo donde sólo queda un habitante junto a sus perros; un monumento más alto que el Obelisco enclavado en medio de las sierras cordobesas que esconde una terrible historia de amor y muerte.
Éstas son sólo algunas de las historias que el periodista Mario Markic encontró en el camino y mostró en sus programas En el camino y Cazador de historias que se emitieron por la señal de cable Todo Noticias entre 1996 y 2002.
En estas crónicas de la Argentina y América Markic vuelca en el papel ese trabajo. Y en esa travesía encuentra lugares y personas únicas que tienen una historia perdida en el tiempo, que ya todos olvidaron, y que Markic, en este viaje sentimental sin un rumbo certero, se encarga de rescatar.

domingo, marzo 19, 2006

Entrevista a Caloi




“A mí Clemente no me cansa”

El dibujante y humorista, que realiza desde hace 32 años una tira diaria de Clemente, segura que su trabajo lo apasiona y todavía sigue utilizando técnicas artesanales porque se confiesa un “analfabeto total” con las nuevas tecnologías. Además, habló con DiAGONAL de su hijo Tute, quien hoy es uno de los humoristas más importantes del diario La Nación.


Frente al Parque Lezama se erige el edificio-casa-estudio de Carlos Loiseau, más conocido como Caloi. Esa vivienda tan particualr es el refugio donde vive y trabaja el creador de Clemente con su familia. "Con mi mujer hace unos años buscábamos un lugar par integrar a nuestras familias. Yo venía con tres hijos, ella con dos, y ambos trabajábamos. Ella necesitaba un lugar
donde pintar, yo donde dibujar y a la vez un lugar donde trabajar los dos en el programa de tv, así que como no conseguíamos eso, compramos un terreno y lo hicimos: un estudio con una casa abajo‰, relata divertido.
Hoy los hijos del humorista emigraron. Tute, el mayor, es humorista y trabaja en La Nación, donde publica tiras diarias de humor y una página en la revista del domingo, al igual que su padre. Tomás es músico y Aldana está en un centro cultural de Humahuaca. "Quedan los dos más chicos, los hijos de María, que andan en artes combinadas y comunicación. Ninguno salió serio, contador, abogado...esas cosas útiles (ríe)".
-¿Cómo se siente al ver que su hijo hace el mismo trabajo que usted?
-Es una consecuencia natural de que haya crecido en un ambiente de papeles, lápices y dibujantes porque mis amigos son mis colegas también. Yo veraneaba siempre con el Negro
Fontanarrosa y Crist. Pero yo no creía que fuese a ser dibujante, le veía pasta para diseño gráfico cuando recién egresó del secundario. Se metió y duró menos de un año. Pero dibujaba, empezaba a publicar sus dibujos en algunos periódicos y a enseñar. Siguió un poco con la escuela de Garaycochea y muy pronto estaba trabajando profesionalmente. Se ha dado muy natural
-¿Y en sus dibujos ve trazos suyos?
-Sí, al principio. Ahora no, ha despegado completamente. Puedo adivinar algunas cosas, pero él ha crecido muchísimo y ha avanzado en otros terrenos en los que yo no llegué ni a pisar. Tiene tres libros de poesía publicados y ahora un corto cinematográfico. Es un tipo múltiple con mucho empuje. Al que no puedo ayudar es al del medio, que es músico, porque tengo un toscano en
la oreja (ríe)

-¿Cuando se juntan con Tute hablan de dibujo?
-Hablamos de todo, pero mucho de dibujo. Él es un tipo muy avanzado en eso.
-¿Que diferencias ve entre ustedes?
-Desde el punto de vista técnico, él domina las nuevas tecnologías, donde yo soy un analfabeto total, y está logrando muy buenos resultados. Dentro del humor gráfico, creo que está haciendo punta en eso. Lo veo más profesional a él, más sólido.

El oficio de dibujar
-¿Cómo es entregar todos los días una tira?

-Yo estoy muy acostumbrado al trabajo periodístico del diario. En un momento incluso iba al diario y dibujaba ahí, en la sección de dia gramación, porque era el lugar donde llegaban los secretarios de Redacción con la información de todas las secciones. Necesito la presión, la adrenalina, como dicen ahora, del cierre, si no todavía estaría haciendo la primera tira y retocándola. Y eso me pasa también con la página del domingo, con lo que me gano el odio de todos los secretarios de cierre. Pero es un sistema de trabajo que me autoimpuse.
-¿Después de más de 30 años de dibujar no tiene ganas de trabajar menos?
-No, me apasiona. Yo trabajo incluso los domingos, porque siempre estoy al día con los dibujos. Está incorporado en mí como una gimnasia. Sí necesito descansar, pero cuando no trabajo, extraño. Yo siempre digo que trabajo en mis ratos libres.
-¿Cómo se lleva con la tecnología? ¿Incorporó las computadoras a su trabajo?
-No, la base es la misma, es artesanal. Lo que se hace con la computadora es el envío y el pintado de la tira, que lo hace María, porque yo no domino mucho técnica, soy medio picapiedra.

Clemente
Hablar de Caloi y no mencionar a Clemente es casi una tarea imposible. El personaje nació en 1973 y aún hoy continúa publicándose en la contratapa de Clarín, además de haber sido declarado Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires en 2004
-Después de 32 años de Clemente, ¿no está un poco cansado de él?
-No porque Clemente tiene una actualización constante que se alimenta con las noticias, que no se acaban nunca. Yo me puedo cansar, a veces, un poco, pero ya estoy motivado diariamente para hacer la tira.
-Esa actualización de Clemente contrasta con las tiras de Mafalda, por ejemplo, donde los personajes están muy delimitados.
-De eso aprendí también, de la frustración que le causó a Quino tener que trabajar con muchos personajes de una psicología cerrada. Por eso dije vamos a hacer un personaje que no tenga nada que ver con nada, que sea muy absurdo y que pueda decir cualquier cosa, incluso contradecirse
de un día para el otro.
-Con Clemente, usted fue uno de los que armó la contratapa de humor de Clarín…
-Sí, yo ya estaba en el diario. Me llamó el jefe de redacción y me dijo que quería cambiar. En ese momento la sección tenía tiras que compraban en el extranjero y me dijeron si quería hacer una parte y además que llamara a otros dibujantes que conociera. Llamé a mis amigos colegas, el Negro Fontanarrosa, Crist, Trillo y Altuna y después el diario agregó otros. Primero fueron dos páginas, la
antepenúltima y la anteúltima y de ahí se hizo una síntesis que se pasó a la última página.
-¿A un dibujante le gusta hacer una tira o lo cansa hacer siempre el mismo personaje?
-A mi Clemente no me cansa. Me cansaría hacer algo definido: un perro, un gato, una persona. Los dibujantes le rajan a los personajes fijos porque te esclavizás. Es más lindo no tener esa limitiación. Pero los personajes se imponen, son tiranos, aparecen todos los días. Pero también permanecen
más en el recuerdo.


Recuadro
Caloi en su tinta
Caloi fue el precursor de la difusión de los trabajos de animación en la TV Argentina con Caloi en su tinta, que él conduce desde 1990 bajo la dirección de María Verónica Ramírez, su mujer. “Yo conocía algunas cosas de animación, que es pariente cercano del mundo gráfico. En el año ’79 estaba en Lucca, Italia, donde se realizaba un festival de humoristas e historietas. Habíamos ido con el Negro
Fontanarrosa y estábamos medio aburridos. Ese año se había incluido el cine de animación y nos metimos a ver de qué se trababa. Me impresionó mucho y me entusiasmé. Yo pensaba que el público argentino, que era tan sensible a nuestro trabajo y a las historietas, iba a recibir muy bien estos cortometrajes, en general de dibujos animados, aunque después se agregaron otras técnicas”.
Pero el proyecto quedó dormido hasta que apareció María. “Armamos un ciclo tímido de tres meses en
ATC, empezó a crecer y nos sorprendimos de la cantidad de cosas que había. Como mercado no éramos interesantes, pero lo revertimos, tanto que ambos fuimos jurado del Festival de Annecy, uno de los más importantes de cine de animación. Además, varios directores nos mandan sus películas para que las estrenemos en el programa. De alguna manera, vimos que se venía esto de la animación, que cobraba importancia como lenguaje”


Perfil: CALOI
Nombre: Carlos Loiseau, 57 años, casado, tres hijos
Nació en Salta el 9 de noviembre de 1948
Es humorista, dibujante, autor y conductor de TV
Sus dibujos aparecieron en Tía Vicenta, Panorama, Tío Landrú, Siete Días, Atlántida, Satiricón y Primera Plana, entre otros.
Actualmente, y desde 1973, aparece en ese medio una tira diaria de Clemente y una página de humor en la revista dominical Viva
Algunos de sus dibujos son reproducidos además en Uruguay, Brasil, Venezuela, Colombia, México, España, Francia, Italia, EE.UU., Cuba, Bélgica, Alemania, Bolivia y Puerto Rico
Clemente fue nombrado Patrimonio Cultural de la Ciudad y él Personalidad destacada de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
Creó y conduce el programa Caloi en su tinta que difunde trabajos de animación.

Recibió numerosos premios, como el Konex de las artes plásticas (1982 y 1992).

Por Iván Pérez Sarmenti - Publicado en Periódico DiAGONAL de enero 2006


miércoles, marzo 08, 2006

A leer!!


...Y un día Nico se fue
Osvaldo Bazán
Editorial Marea

Después de seis años de novios y de convivencia, Nico decide poner fin a la relación y Osvaldo está dispuesto a todo para lograr que él vuelva. Esta novela cuenta la historia de la relación que tuvieron el narrador y Nico.
Sentado en una mesa de café Osvaldo le cuenta a alguien su historia y su desengaño amoroso, algo tan universal e inevitable que rápidamente rompe el prejuicio que supone una relación homosexual. Y quizás el mayor logro de esta novela es que el lector muchas veces se siente ese interlocutor de Osvaldo que está sentado en una mesa de café escuchando su historia.
Editada originalmente en 1999, esta es la primera novela del periodista Osvaldo Bazán (conductor de Tenemos que hablar de la señal de cable TN y columnista de Mañanas informales por Canal 13), que tiene dos libros más editados.
Para esta nueva edición, muy cuidada desde el diseño, también se incluyó un prólogo del profesor norteamericano Daniel Balderston.

jueves, marzo 02, 2006

Entrevista a Elisabetta Piqué, corresponsal de guerra

"No soy una kamikaze"
Empecé sin querer. Soy periodista y lamentablemente me tocó cubrirlo porque preferiría vivir en un mundo menos estúpido que este, donde no hubiese guerras”. La afirmación pertenece a Elisabetta Piqué, corresponsal del diario La Nación en Roma, que ha cubierto varias guerras desde el frente
Elisabetta nació en Florencia, Italia, pero creció en la Argentina, donde se recibió de Licenciada en Ciencias Políticas. Sin embargo, comenzó su carrera periodística en 1990 en la agenda de noticias ANSA y desde ese momento el periodismo es su profesión y la cobertura de conflictos bélicos, casi su especialidad. Ha estado en Haití, Bosnia, Kosovo, Afganistán e Irak, por mencionar algunos.
Desde 1999 es la corresponsal en Roma del diario La Nación, desde donde sigue la actividad del Papa, pero también de todo lo que acontezca cerca. “No terminé de alquilar mi casa y de comprar los muebles, que ya estaba en Albania, por el tema de la guerra de Kosovo”, recuerda.
Contando su experiencia Elisabetta escribió un libro, “Diario de guerra, apuntes de una corrsponsal en el frente” donde cuenta su experiencia durante las guerras de Afganistán e Irak “Salió sólo, no lo tenía pensado”, cuenta. Una amiga le sugirió llevar un diario donde contase su experiencia y eso luego se transformó en un libro.
Allí relata los avatares de una corresponsal de guerra que no trabaja para las grandes cadenas mundiales y que debe muchas arreglárselas sola. “Yo no me quejo, pero es otra realidad. CNN o BBC se mueven con grupos de 20 personas y es mucha la diferencia. Pero no significa que no puedas trabajar. Es más complicado, pero uno siempre logra hacer la cobertura”.
El problema es que muchas veces las condiciones son de una precariedad extrema: dormir en autos o galpones, no tener baño o luz, son problemas comunes en este tipo de trabajos donde se convive con el horror, la locura y la muerte.
Sin embargo, Elisabetta destaca que entre los corresponsales hay siempre mucha solidaridad. “Bien o mal todos estamos cubriendo un momento difícil y no tenemos las mismas comodidades que hay durante unas elecciones. Uno comparte y trata de sobrevivir de la mejor manera”.

Ser mujer
Muchos piensan que ser mujer es una desventaja para un corresponsal de guerra, sobre todo el mundo islámico, donde en algunos países las mujeres están muy limitadas. Pero Elisabetta cuenta su caso concreto en Afganistán, donde debido a que las mujeres debían usar la burka, un tipo de velo que les cubre el cuerpo y la cara y que no pueden sacarse delante de los hombres ni hablar con ellos. “Allá tenía una ventaja sobre los colegas varones, que era comunicarme con una mujer. Porque si no una mujer no la dejan hablar con un hombre. Yo hablaba con ellas y después le pasaba los apuntes a los hombres. Yo podía pasar a la cocina, hablar con ellas y ante mi se sacaban su velo”, recuerda, y agrega: “Hay quien dice que la mujer tiene una sensibilidad distinta, para mí es algo más personal que una cuestión de género. Quizás vemos cosas distintas hombres y mujeres, pero que uno sea mejor que el otro para cubrir una guerra no se puede decir. De hecho, cada vez hay más mujeres”.
En este tipo de trabajos la relación con la familia y los afectos “es un tema complicado”, reconoce y más ahora que tiene un bebe de ocho meses. “Mi libro justamente está dedicado a mi padre” (‘A mi padre, que sufre mis coberturas, pero siempre está’). Por eso trata de tener contacto diario. “Aunque sean dos minutos para decir estoy bien porque se preocupa y lo entiendo. Trato de ponerme en su lugar y no gustaría que mi hijo haga esto”.
-¿Cómo manejas el tema de la muerte?
-Con total fatalismo. Trato de cuidarme lo más posible, porque no tengo que ser yo la noticia, si no tratar de contarla. Pero por otro lado, siempre pienso que si tiene que pasarme algo me va a pasar. Y también puede pasarme ahora saliendo a comprar el pan en Roma. Cuando te llega el momento, te llega, así estés en Roma, en Irak o en París.
Igualmente trata de cuidarse. “No soy una kamikaze, pero trato de vivir las cosas con serenidad porque tampoco podes trabajar. El tema fundamental es mantener la calma. Hay que tener frialdad y no volverse loco”, afirma
-¿En esos momentos te plantéas que hacés ahí?
-Todo el tiempo (ríe). Sobre todo, en Afganistán e Irak cuando nos escapábamos de un lugar en caravana en medio de la noche, cuando no podíamos prender un cigarrillo porque si no eras un blanco o estabas escribiendo debajo de la manta para que no vean la luz de la pantalla. Te lo preguntás porque son situaciones complicadas.