domingo, marzo 19, 2006

Entrevista a Caloi




“A mí Clemente no me cansa”

El dibujante y humorista, que realiza desde hace 32 años una tira diaria de Clemente, segura que su trabajo lo apasiona y todavía sigue utilizando técnicas artesanales porque se confiesa un “analfabeto total” con las nuevas tecnologías. Además, habló con DiAGONAL de su hijo Tute, quien hoy es uno de los humoristas más importantes del diario La Nación.


Frente al Parque Lezama se erige el edificio-casa-estudio de Carlos Loiseau, más conocido como Caloi. Esa vivienda tan particualr es el refugio donde vive y trabaja el creador de Clemente con su familia. "Con mi mujer hace unos años buscábamos un lugar par integrar a nuestras familias. Yo venía con tres hijos, ella con dos, y ambos trabajábamos. Ella necesitaba un lugar
donde pintar, yo donde dibujar y a la vez un lugar donde trabajar los dos en el programa de tv, así que como no conseguíamos eso, compramos un terreno y lo hicimos: un estudio con una casa abajo‰, relata divertido.
Hoy los hijos del humorista emigraron. Tute, el mayor, es humorista y trabaja en La Nación, donde publica tiras diarias de humor y una página en la revista del domingo, al igual que su padre. Tomás es músico y Aldana está en un centro cultural de Humahuaca. "Quedan los dos más chicos, los hijos de María, que andan en artes combinadas y comunicación. Ninguno salió serio, contador, abogado...esas cosas útiles (ríe)".
-¿Cómo se siente al ver que su hijo hace el mismo trabajo que usted?
-Es una consecuencia natural de que haya crecido en un ambiente de papeles, lápices y dibujantes porque mis amigos son mis colegas también. Yo veraneaba siempre con el Negro
Fontanarrosa y Crist. Pero yo no creía que fuese a ser dibujante, le veía pasta para diseño gráfico cuando recién egresó del secundario. Se metió y duró menos de un año. Pero dibujaba, empezaba a publicar sus dibujos en algunos periódicos y a enseñar. Siguió un poco con la escuela de Garaycochea y muy pronto estaba trabajando profesionalmente. Se ha dado muy natural
-¿Y en sus dibujos ve trazos suyos?
-Sí, al principio. Ahora no, ha despegado completamente. Puedo adivinar algunas cosas, pero él ha crecido muchísimo y ha avanzado en otros terrenos en los que yo no llegué ni a pisar. Tiene tres libros de poesía publicados y ahora un corto cinematográfico. Es un tipo múltiple con mucho empuje. Al que no puedo ayudar es al del medio, que es músico, porque tengo un toscano en
la oreja (ríe)

-¿Cuando se juntan con Tute hablan de dibujo?
-Hablamos de todo, pero mucho de dibujo. Él es un tipo muy avanzado en eso.
-¿Que diferencias ve entre ustedes?
-Desde el punto de vista técnico, él domina las nuevas tecnologías, donde yo soy un analfabeto total, y está logrando muy buenos resultados. Dentro del humor gráfico, creo que está haciendo punta en eso. Lo veo más profesional a él, más sólido.

El oficio de dibujar
-¿Cómo es entregar todos los días una tira?

-Yo estoy muy acostumbrado al trabajo periodístico del diario. En un momento incluso iba al diario y dibujaba ahí, en la sección de dia gramación, porque era el lugar donde llegaban los secretarios de Redacción con la información de todas las secciones. Necesito la presión, la adrenalina, como dicen ahora, del cierre, si no todavía estaría haciendo la primera tira y retocándola. Y eso me pasa también con la página del domingo, con lo que me gano el odio de todos los secretarios de cierre. Pero es un sistema de trabajo que me autoimpuse.
-¿Después de más de 30 años de dibujar no tiene ganas de trabajar menos?
-No, me apasiona. Yo trabajo incluso los domingos, porque siempre estoy al día con los dibujos. Está incorporado en mí como una gimnasia. Sí necesito descansar, pero cuando no trabajo, extraño. Yo siempre digo que trabajo en mis ratos libres.
-¿Cómo se lleva con la tecnología? ¿Incorporó las computadoras a su trabajo?
-No, la base es la misma, es artesanal. Lo que se hace con la computadora es el envío y el pintado de la tira, que lo hace María, porque yo no domino mucho técnica, soy medio picapiedra.

Clemente
Hablar de Caloi y no mencionar a Clemente es casi una tarea imposible. El personaje nació en 1973 y aún hoy continúa publicándose en la contratapa de Clarín, además de haber sido declarado Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires en 2004
-Después de 32 años de Clemente, ¿no está un poco cansado de él?
-No porque Clemente tiene una actualización constante que se alimenta con las noticias, que no se acaban nunca. Yo me puedo cansar, a veces, un poco, pero ya estoy motivado diariamente para hacer la tira.
-Esa actualización de Clemente contrasta con las tiras de Mafalda, por ejemplo, donde los personajes están muy delimitados.
-De eso aprendí también, de la frustración que le causó a Quino tener que trabajar con muchos personajes de una psicología cerrada. Por eso dije vamos a hacer un personaje que no tenga nada que ver con nada, que sea muy absurdo y que pueda decir cualquier cosa, incluso contradecirse
de un día para el otro.
-Con Clemente, usted fue uno de los que armó la contratapa de humor de Clarín…
-Sí, yo ya estaba en el diario. Me llamó el jefe de redacción y me dijo que quería cambiar. En ese momento la sección tenía tiras que compraban en el extranjero y me dijeron si quería hacer una parte y además que llamara a otros dibujantes que conociera. Llamé a mis amigos colegas, el Negro Fontanarrosa, Crist, Trillo y Altuna y después el diario agregó otros. Primero fueron dos páginas, la
antepenúltima y la anteúltima y de ahí se hizo una síntesis que se pasó a la última página.
-¿A un dibujante le gusta hacer una tira o lo cansa hacer siempre el mismo personaje?
-A mi Clemente no me cansa. Me cansaría hacer algo definido: un perro, un gato, una persona. Los dibujantes le rajan a los personajes fijos porque te esclavizás. Es más lindo no tener esa limitiación. Pero los personajes se imponen, son tiranos, aparecen todos los días. Pero también permanecen
más en el recuerdo.


Recuadro
Caloi en su tinta
Caloi fue el precursor de la difusión de los trabajos de animación en la TV Argentina con Caloi en su tinta, que él conduce desde 1990 bajo la dirección de María Verónica Ramírez, su mujer. “Yo conocía algunas cosas de animación, que es pariente cercano del mundo gráfico. En el año ’79 estaba en Lucca, Italia, donde se realizaba un festival de humoristas e historietas. Habíamos ido con el Negro
Fontanarrosa y estábamos medio aburridos. Ese año se había incluido el cine de animación y nos metimos a ver de qué se trababa. Me impresionó mucho y me entusiasmé. Yo pensaba que el público argentino, que era tan sensible a nuestro trabajo y a las historietas, iba a recibir muy bien estos cortometrajes, en general de dibujos animados, aunque después se agregaron otras técnicas”.
Pero el proyecto quedó dormido hasta que apareció María. “Armamos un ciclo tímido de tres meses en
ATC, empezó a crecer y nos sorprendimos de la cantidad de cosas que había. Como mercado no éramos interesantes, pero lo revertimos, tanto que ambos fuimos jurado del Festival de Annecy, uno de los más importantes de cine de animación. Además, varios directores nos mandan sus películas para que las estrenemos en el programa. De alguna manera, vimos que se venía esto de la animación, que cobraba importancia como lenguaje”


Perfil: CALOI
Nombre: Carlos Loiseau, 57 años, casado, tres hijos
Nació en Salta el 9 de noviembre de 1948
Es humorista, dibujante, autor y conductor de TV
Sus dibujos aparecieron en Tía Vicenta, Panorama, Tío Landrú, Siete Días, Atlántida, Satiricón y Primera Plana, entre otros.
Actualmente, y desde 1973, aparece en ese medio una tira diaria de Clemente y una página de humor en la revista dominical Viva
Algunos de sus dibujos son reproducidos además en Uruguay, Brasil, Venezuela, Colombia, México, España, Francia, Italia, EE.UU., Cuba, Bélgica, Alemania, Bolivia y Puerto Rico
Clemente fue nombrado Patrimonio Cultural de la Ciudad y él Personalidad destacada de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
Creó y conduce el programa Caloi en su tinta que difunde trabajos de animación.

Recibió numerosos premios, como el Konex de las artes plásticas (1982 y 1992).

Por Iván Pérez Sarmenti - Publicado en Periódico DiAGONAL de enero 2006


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